Alguien que quiero tiene un TCA... ¿qué puedo decir o hacer?
- alimentandoemocion
- 9 jul
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Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) como la anorexia, la bulimia, el trastorno por atracón, pica, entre otros, son enfermedades complejas que afectan a la salud tanto física como emocional. Según cifras de la Secretaría de Salud, se calcula que uno de cada cuatro adolescentes en México presenta algún grado de TCA, los cuales en la mayoría de los casos se encuentran vinculados a problemas de salud mental. No obstante, menos del 10% de quienes los padecen reciben algún tipo de tratamiento. De mismo modo, en la población general —es decir, considerando a todas las edades y géneros—, se estima que entre el 1.5% y el 3% presente un TCA. Es importante señalar que estas cifras probablemente se incrementaron a raíz de la pandemia, asegura José Eduardo Otáñez Ludick, docente de la carrera de Nutriología de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza (2023).
Como se menciona en el artículo ¿Cómo ayudar a alguien con un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA)?, el primer paso para poder brindar un acompañamiento genuino es la psicoeducación. Informarse y dejar de lado estigmas, mitos o estereotipos ayuda no solo a comprender la gravedad de estas enfermedades, sino también a generar empatía. Muchas veces, por desconocimiento, se recurre a frases bienintencionadas pero dañinas.
En este sentido, frases como “tienes que comer” o comentarios sobre la apariencia física relacionados con el peso o la alimentación son contraproducentes, ya que tienden a aumentar la ansiedad y el aislamiento. Resulta más efectivo ofrecer apoyo emocional y comprensión. Así pues, tanto con personas cercanas como con cualquier otra, es mejor evitar comentarios sobre el cuerpo, la comida o el ejercicio, ya que no conocemos de qué manera puede afectar o qué desencadena ciertas palabras en quien las escucha. A continuación, algunos ejemplos de frases o comportamientos que es mejor no expresar:
- Comentarios acerca del peso o la apariencia, como: “te ves mejor”, “has perdido peso” o “¿cómo le has hecho para bajar de peso?”, pueden reforzar conductas poco saludables o generar presión para mantener cierto aspecto.
- Presionar para comer y generar sentimientos de culpa: “deberías comer más” o “no es tan difícil, solo come”, pueden generar resistencia e incrementar la ansiedad.
- Imponer ultimátums: a menos que se trate de un menor de edad, no se puede obligar a alguien a recibir tratamiento, la decisión de cambio debe de venir de la misma persona. Esto solo genera más presión y pueden provocar que la persona se cierre, esconda lo que siente o niegue la situación.
En lugar, se puede intentar:
- Expresar preocupación por el bienestar de la persona: “Me preocupa cómo te sientes últimamente” o “estoy aquí para ti”.
- Escuchar sin juzgar: permitir que la persona se exprese sin interrupciones ni soluciones inmediatas.
- Ofrecer ayuda para buscar ayuda profesional.
- Ser una presencia segura y constante.
- Respetar sus procesos terapéuticos: “si algún día quieres compartir algo sobre tu proceso, te escucho con cariño”.
Es común que las personas con un TCA no reconozcan su situación o se resistan a pedir ayuda. En estos casos es fundamental mantener una actitud paciente y comprensiva y seguir apoyando de manera constante. De igual manera es importante recordar que los TCA no son elecciones, sino enfermedades mentales que requieren de tratamiento profesional. El apoyo de seres queridos o una red de apoyo estable y segura, puede ser crucial en el proceso de vivir con un TCA.
Egresada de Psicología Clínica por la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP). Le apasiona comprender y acompañar desde un lente contextual, crítico y
compasivo.
A lo largo de su formación académica, ha centrado su interés en los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Centrada en entender cómo el cuerpo, el control y el síntoma se relacionan con la historia de cada persona, con sus vínculos y con aquello que el contexto social les ha exigido o negado.
Su objetivo es abrir espacios terapéuticos donde las personas puedan habitarse con autenticidad, dignidad y compasión. Está convencida de que la psicología es valiosa porque permite sostener, nombrar y transformar aquello que a veces duele en silencio. Y es precisamente en ese espacio donde comienza la verdadera sanación.
Referencias: Benjet, Corina, Méndez, Enrique, Borges, Guilherme, & Medina-Mora, María Elena. (2012). Epidemiología de los trastornos de la conducta alimentaria en una muestra representativa de adolescentes. Salud mental, 35(6), 483-490. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-33252012000600005&lng=es&tlng=es
Departamento de Comunicación Social HCG. (2023). En México, 22 mil trastornos de la alimentación son diagnosticados en adolescentes cada año. Hospital Civil de Guadalajara.
Romero Mireles, L. L. (2023). El 25 % de los adolescentes tiene desórdenes alimentarios. Gaceta UNAM. https://www.gaceta.unam.mx/el-25-de-los-adolescentes-tiene-desordenes-alimentarios/
Smith, M., & Segal, J. (2023). Helping someone with an eating disorder. HelpGuide.org. https://www.helpguide.org/mental-health/eating-disorders/helping-someone-with-an-eating-disorder





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