top of page
Buscar

Trastornos de la Conducta Alimentaria en la adultez: una realidad poco conocida

  • alimentandoemocion
  • 8 oct
  • 4 Min. de lectura

Es común que cuando escuchamos hablar de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), vengan a la mente imágenes de adolescentes, luchando con la comida, el ejercicio, las presiones sociales con personas en las redes sociales, compañeros de la escuela, y las batallas infinitas por encajar en un cuerpo perfecto. Lo cierto es que los TCA no son exclusivos de la adolescencia ni del género femenino, pues también afectan a las personas adultas, y hombres incluso más de lo que podemos imaginar.


A diferencia de lo creído por muchos años, hoy en día se ha demostrado que los TCA también pueden surgir en la etapa de la adultez, o reaparecer después de haber estado latentes desde edades tempranas. De hecho, el trastorno por atracón es el más común en la población adulta. También existen casos de anorexia o bulimia, que pueden activarse en momentos de crisis o aparecer por primera vez en edades avanzadas.


Cada etapa de la vida trae consigo duelos, pérdidas, transiciones y cambios físicos. De la misma manera, experiencias como la maternidad o paternidad, los cambios hormonales como la menopausia o propios de la edad, las rupturas emocionales, trabajos, mudanzas o la jubilación, pueden ser detonantes importantes para este tipo de trastornos. Los TCA no son caprichos ni surgen “de la nada”, pues muchas veces están vinculados con la forma en que intentamos regular las emociones y aparecen como una manera alterna de lidiar con la intensidad que puede causar la tristeza, la ansiedad, el vacío o el enojo de la vida misma. Aunado a esto, un estudio en una Universidad de España encontró que cuando las personas tienen más dificultad para identificar y manejar lo que sienten, pueden ser más propensos a desarrollar síntomas de TCA, sin distinguir entre edad o género.


¿Por qué casi no se habla de adultos con TCA?


Durante la adolescencia los cuidadores, maestros o profesionales de la salud suelen estar más atentos en este aspecto. Por el contrario, en adultos, los síntomas pueden ser menospreciados, invalidados o normalizados, por frases como: “es que siempre fue así con la comida”, “son cosas de la menopausia", "está restringiendo por salud" o "seguro es por estrés”. Todo esto puede hacer que pasen años sin que alguien nombre y contenga estas conductas, que terminan siendo un trastorno que merece atención. Algunas señales importantes para tomar en cuenta en alguien que podría estar presentando un TCA incluyen: miedo intenso a subir de peso, atracones frecuentes, vómitos sin explicación médica, dietas extremas o extremadamente rígidas, culpa constante alrededor de la comida, ingesta de medicamentos para bajar de peso, entre otros.


Por tanto, atender un TCA en la adultez puede traer distintos retos: a veces ya han pasado muchos años con la enfermedad, puede haber ansiedad o depresión, vergüenza de admitir lo que pasa o, incluso, la tendencia a normalizarlo, pues en muchas ocasiones es lo único que han conocido. Sin embargo, es fundamental mencionar que los tratamientos sí funcionan, sobre todo si son desde un lente integrativo e integral; es decir, combinando diversos profesionales de la salud. Idealmente, esto incluye a médicos, psiquiatras, psicólogos clínicos y psicoterapeutas, nutriólogos, enfermeras y, sobre todo, abordando a la persona en todas sus dimensiones. Además, la red de apoyo resulta clave para el proceso de recuperación, haciendo el tratamiento más efectivo, adherible y humano.


Definitivamente hace falta investigación y visibilización sobre TCA en la adultez. No obstante, hay algo certero: no importa la edad, nunca es tarde para pedir ayuda. Los TCA no tienen fecha de caducidad. Tampoco se tratan de solo “verse bien” o de “falta de voluntad”. Se trata de salud, de dolor y de la posibilidad de construir y vivir una vida más plena.


Como se menciona en el artículo de nuestro blog La historia de Clara: una donación que lo cambió todo, recibir atención especializada puede requerir de muchos profesionales, lo que puede hacer que el tratamiento sea costoso e incluso insostenible para algunas personas. En este caso, gracias a una donación, Clara pudo acceder a un tratamiento integral y profesional, lo que marcó la diferencia en su recuperación. Por eso, es importante considerar no solo la atención profesional, sino también apoyos colectivos como becas y donaciones que permitan que más personas puedan acceder a tratamiento sin que el costo sea un obstáculo. Esto hace la diferencia entre una enfermedad prolongada en silencio y una recuperación con acompañamiento, dignidad y esperanza. Tú también puedes dejar huella con tu apoyo.Si tú o alguna persona cercana atraviesa por algo así, recuerda que no es tarde; todos merecemos ser escuchados, comprendidos y acompañados.


Elaborado por: Tamara Rebolledo.

Egresada de Psicología Clínica por la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP). Le apasiona comprender y acompañar desde un lente contextual, crítico y

compasivo.

A lo largo de su formación académica, ha centrado su interés en los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Centrada en entender cómo el cuerpo, el control y el síntoma se relacionan con la historia de cada persona, con sus vínculos y con aquello que el contexto social les ha exigido o negado.

Su objetivo es abrir espacios terapéuticos donde las personas puedan habitarse con autenticidad, dignidad y compasión. Está convencida de que la psicología es valiosa porque permite sostener, nombrar y transformar aquello que a veces duele en silencio. Y es precisamente en ese espacio donde comienza la verdadera sanación.


Referencias:

Gómez, J. C. (2021). Trastornos de la conducta alimentaria en adultos: revisión de literatura. Repositorio Institucional de la Universidad Cooperativa de Colombia.


Romero Mesa, J., Peláez Fernández, M. Á., & Extremera Pacheco, N. (2022). Inteligencia emocional y síntomas de trastornos alimentarios en adultos españoles: Evidencias sobre el rol mediador de las estrategias de regulación cognitivo-emocional. European Journal of Education and Psychology, 15(1), 1‑18.


Treasure, J., Duarte, T. A., & Schmidt, U. (2020). Eating disorders. The Lancet, 395(10227), 899‑911.


Foto de Photo By
Foto de Photo By

Comentarios


bottom of page